Opinión

Los residuos electrónicos un problema mundial

 

Por Araceli Aguilar Salgado

“Los residuos electrónicos constituyen uno de los flujos de residuos físicos de más rápido crecimiento en el entorno mundial actual y son una amenaza para el desarrollo sostenible”

El consumo de aparatos eléctricos y electrónicos aumenta a gran velocidad, no obstante, la cadena de valor de los aparatos eléctricos y electrónicos se enfrenta a importantes problemas ambientales que la transición energética, el aumento de la población, entre otros factores, se agravar, pocos de entre nosotros no le damos importancia a lo que sucede cuando nos deshacemos de los aparatos electrónicos que utilizamos a diario móviles, tabletas, portátiles, cables, etc.

La proliferación de dispositivos digitales se está convirtiendo en un problema para el planeta porque, cuando su vida útil finaliza, por lo que la tasa de reciclaje es insuficiente, aumentarla es clave para frenar el cambio climático y evitar el deterioro del medio ambiente.

Es lo que se conoce como basura electrónica estos productos se van acumulando en todo el mundo, cada vez en mayores cantidades, planteando graves amenazas no solo para el medio ambiente; también para nuestra salud.

Los materiales tóxicos que contienen los residuos electrónicos se liberan a la atmósfera, el agua o el suelo, causando daños irreversibles en el medio ambiente, sustancias como el mercurio, los pirorretardantes bromados y los clorofluorocarbonos son residuos presentes en los equipos electrónicos que tienen un especial peligro para la salud y el medio ambiente, en concreto, pueden ser causa de cáncer y generar daños en el ADN y otros problemas neurológicos, cardiovasculares, respiratorios e inmunológicos.

Estos contaminantes orgánicos persistentes (COPs), que pueden dispersarse a través de grandes distancias por vientos o corrientes oceánica, estos COPs resisten la degradación medioambiental y se acumulan en el tejido de organismos vivos, la exposición a incluso pequeñas cantidades de mercurio, por ejemplo, utilizado en lámparas de bajo consumo y monitores de pantalla plana, puede causar graves problemas de salud, dañando el sistema nervioso, digestivo e inmunológico de las personas, así como los pulmones, riñones, piel y ojos.

La gestión inadecuada de los residuos electrónicos agrava el calentamiento global”, ya que si no se reciclan no pueden sustituir materias primas ni reducir los gases de efecto invernadero que se producen de su extracción, además de que algunos gases refrigerantes generan este efecto por sí mismos.

Las estimaciones sugieren que, en la actualidad, se generan alrededor de 50 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos cada año en todo el mundo, y esta tendencia va en aumento China, Estados Unidos, India, Japón y Brasil son los cinco países con el mayor volumen de basura electrónica en el mundo.

Como resultado de la constante innovación tecnológica, la tendencia a actualizar nuestros dispositivos, y la vida útil cada vez más corta de éstos, la basura electrónica es ahora el flujo de residuos más grande y de más rápido crecimiento

En América Latina, los países producen e importan desechos electrónicos, formando un flujo intrarregional que existe sobre todo en los márgenes de la ley.

La basura electrónica se ha convertido en un tema muy importante en las agendas nacionales de toda América Latina. “Organizaciones del sector privado y de la sociedad civil también tienen un interés creciente en resolver el problema de los desechos electrónicos, esto no sólo se debe a presiones políticas y preocupaciones públicas sobre los componentes peligrosos de los desechos electrónicos, sino también a las atractivas oportunidades de negocio que ofrece la gestión de los desechos electrónicos.

Cada vez más, los países en América Latina ven la gestión de residuos electrónicos como un generador de nuevas empresas verdes y empleo, un motivo de especial preocupación en América Latina es el contrabando, la recolección informal y el desmantelamiento de los desechos electrónicos, que conduce a la competencia desleal y a peligros impredecibles el peligro puede ser abordado estableciendo sistemas adecuados, incluidas políticas y regulaciones, proveedores de servicios de residuos electrónicos, una financiación sólida, mercados que funcionen adecuadamente, tecnología y habilidades apropiadas, sociedades que estén bien informadas y conscientes, y, por supuesto, un buen seguimiento, control y organismos responsables.

La gestión de los residuos eléctricos en América Latina y el Caribe está lejos de alcanzar niveles óptimos, según un nuevo análisis elaborado en el marco de un proyecto de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial.

El estudio, patrocinado por la Universidad de las Naciones Unidas y el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación y la Investigación, destaca que solamente el 3% de los desechos electrónicos de la región se recogen a través de conductos formales y se tratan de manera respetuosa con el medio ambiente.

El documento añade que no hay ninguna constancia sobre el 97% restante de residuos, cuya recuperación podría suponer una gran suma de dinero, unos 1700 millones de dólares anuales.

El informe concluye que entre 2010 y 2019 el volumen de basura electrónica aumentó un 49% en los 13 países de América Latina analizados que participan en el proyecto sobre residuos electrónicos de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial son: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela, una cifra cercana a la media mundial, pero que solo se recogió y gestionó de forma segura el 3% de esos materiales, un registro muy lejano al 17,4% de promedio mundial.

Igualmente se destaca que, pese a que los recicladores informales “seleccionan” algunos elementos valiosos de los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos, la mayor parte de ese 97% restante se gestiona de forma inadecuada.

La mayor cantidad de residuos electrónicos generados por habitante se registró en Costa Rica con 13,2 kilogramos por habitante y la menor en Nicaragua, con 2,5 kilos por persona.

Los residuos electrónicos que en 2019 generaron los 206 millones de ciudadanos de los 13 países ascendieron hasta 1,3 megatoneladas, de las cuales casi el 30% eran de plástico, se trata de un peso equivalente a una línea de 670 km de camiones de 40 toneladas completamente cargados. En 2010, esa cifra fue de 900.000 toneladas generadas por unos 185 millones de ciudadanos.

Entre las sustancias peligrosas presentes en la basura electrónica se hallaron al menos 2200 kilos de mercurio, 600 de cadmio, 4,4 millones de plomo, cuatro millones de retardantes de llama bromados y 5,6 megatoneladas de gases de efecto invernadero pertenecientes a refrigerantes.

El análisis destaca la mala gestión de estas sustancias en la región y añade que la falta de reciclaje genera “diversos riesgos para la estabilidad de un medio ambiente sano”.

Un abandono que, según el coautor del estudio, Kees Baldé, podría representar una gran oportunidad económica.

Los residuos electrónicos generados a nivel regional en 2019 contenían 7000 kilos de oro, 310 de metales raros, 591 millones de kilos de hierro, 54 millones de cobre y 91 millones de aluminio, lo que representa un valor total de aproximadamente 1700 millones de dólares de materias primas secundarias.

Falta actualizar la legislación, aunque los 13 países analizados cuentan con algunos marcos legales y reglamentarios para la gestión de residuos, solamente se ha instituido una legislación específica para los residuos electrónicos y los sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) en Costa Rica, Ecuador y Perú.

El informe pide a todos los países que introduzcan y apliquen un marco jurídico y político centrado en la gestión ambientalmente racional de los desechos electrónicos y los contaminantes orgánicos que contienen; o que se supervisen y refuercen los sistemas existentes para hacerlos más eficientes y eficaces.

El análisis propone siete recomendaciones generales: Prevenir más, estar más sensibilizados, recoger más, tratar mejor, contaminar menos, pagar adecuadamente, trabajar de forma más segura, formar más

También destaca que para la aplicación de estas recomendaciones sería necesario un enfoque global en el que participaran todos los actores y partes interesadas de cada país.

Además, se considera necesario reforzar la cooperación transnacional a fin de reducir la carga de grandes inversiones y lograr el cambio necesario.

El consumo actual y las previsiones de crecimiento de la demanda de aparatos eléctricos y electrónicos nos sitúan ante un grave problema ambiental, los retos a afrontar son múltiples y complejos, y afectan a la totalidad de los agentes intervinientes en esta cadena de valor.

De poco o nada sirve mejorar los índices de recogida de aparatos eléctricos y electrónicos, si se continúan diseñando sin tener en cuenta criterios de durabilidad, o si los consumidores no disponen de información suficiente y confiable acerca de las características ambientales de los productos. Por ello, la magnitud de los retos ambientales es pareja a los numerosos cambios normativos que se avecinan y que afectarán a esta cadena de valor.

De igual manera se prepara un conjunto de iniciativas políticas y medidas normativas que afectan a numerosos ámbitos de regulación que, en esta materia, se muestran fuertemente interrelacionados. Así, las medidas se refieren al ámbito del diseño ecológico, de la etiqueta energética, de la normativa de consumo y garantías de la compraventa y de la regulación relativa a las sustancias químicas. Los ordenadores, los móviles, las tabletas y los cargadores son algunos de los aparatos que, próximamente, serán objeto de una nueva regulación.

La adopción de estas medidas, de revestir la ambición suficiente, deberán situarnos ante el plano teórico de poder cumplir con los objetivos señalados en el Acuerdo de París, el Pacto Verde Europeo, y en el Plan de Acción de Economía Circular, iniciativa sobre Electrónica Circular, viabilizar modelos de economía circular.

En consonancia con el nuevo marco para la política de productos sostenibles, esta iniciativa promoverá la prolongación de la vida de los productos electrónicos e incluirá, entre otras, no obstante, el efectivo cumplimiento de todas estas medidas dependerá también de cuáles sean los medios con los que se cuente para el control de su cumplimiento, así como para lograr cambiar las pautas de producción y consumo fuertemente arraigadas.

“Si se desarrolla adecuadamente, el empleo de la economía circular en la electrónica y en el sector de la basura electrónica podría crear millones de trabajos en todo el mundo”, dice la ONU.

Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Presidenta del Congreso Hispanoamericano de Prensa, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, México.

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