The Washington Post fustiga el capitalismo -OPONIÓN-
Por NARCISO ISA CONDE
En un reciente editorial, el diario estadounidense The Washington Post –reseñado por Mauricio Gómez de Noticias Caracol- ha lanzado un violento e inusual ataque al capitalismo, en el que luego de denunciar “su voracidad y su ferocidad insaciables” (desnudada por la COVID 19), de cuestionar contundentemente “la privatización del agua, la educación y la salud”, de fustigar su carácter explotador y depredador de la naturaleza y su empecinamiento en manipular “nuestras mentes para convertirnos en rehenes de una sociedad de consumo”… emite la sentencia de que o “muere el capitalismo salvaje o muere la civilización humana”.
Mucho y con bastante dureza ha denunciado el Post, presionado por el presente cuadro desgarrador del sistema dominante. Pero lo que no puede decir, por los intereses que lo abrazan, es que ya no hay posibilidad para otro capitalismo, que más que salvaje, con perdón de lo salvaje, es caníbal y ecocida; esto es, destructor en gran escala de seres humanos y naturaleza no humana.
Pero resulta que fuerzas determinantes a escala global y nacional en el sostenimiento del capitalismo actual, imponen en los países bajo su control el curso y la profundización del capitalismo imperialista realmente existente con su impronta de muerte.
El nuevo programa de emergencia del gran capital podría resumirse así:
-Todos los ajustes y reajustes de emergencia en medio de la COVID 19 van en dirección a salvar a los más fuertes, a acumular donde se puede, a concentrar riquezas y ganancias en las vertientes activas (negocios de salud, minería, operaciones de bienes raíces, operaciones financieras, seguridad y control de las sociedades a su favor, informática y telecomunicación…)
(Esto lo acompañan de un asistencialismo débil para contrarrestar el agravamiento de la crisis de salud que agrega la COVID 19.)
-Manipulan la pandemia como gran ajuste empobrecedor y como recurso neo-malthusiano.
-Aúpan opciones políticas que sitúan a connotados representantes de la empresa privada y de la tecnocracia plegada a ella en importantes puestos de mando del Estado y sus respectivos gobierno.
-Privatizan y modernizan así la Administración Estatal y la Gestión Política para “capitalizar” nuevas vertientes de las tradicionales áreas sociales y servicios públicos: autovías, fuentes de aguas, riquezas del subsuelo, reservas científicas, acueductos, urbanizaciones, puertos, aeropuertos…
-Prolongan y acentúan el reinado de las Administradoras de Riesgos de Salud y Pensiones (ARS Y AFP) y los procesos de privatización, muchas veces bien disfrazados, de centros y servicios de salud viejos y nuevos.
-El trabajo y la educación a distancia se traducen en enormes ventajas para las plataformas digitales y grandes negocios para los consorcios informáticos privados y empresas conexas, y en situaciones que incrementan las desigualdades sociales.
-Reactivan y remodelan las políticas privatizadoras en mayor escala y con mucho más énfasis en la apropiación privada de nuevas áreas de la naturaleza no humana.
-Remodelan con esos y otros fines las llamadas Alianzas Públicas Privadas-APP para realizar “proyectos de desarrollo” que usan parte de los pocos recursos líquidos del Estado, infraestructuras y patrimonios públicos y naturales para ponerlos a operar bajo control y administración del gran capital privado transnacional y local.
-Inyectan a la banca privada fondos de los Bancos Centrales, mientras cunden las penurias populares.
-Reabren las llaves del endeudamiento externo bajo el manto opresivo y condicionante del FMI y el Banco Mundial.
-Restringen las relaciones con China, Rusia, Cuba, Venezuela, Irán y todo aquello que se incline a favor de la autodeterminación.
IMPACTO DE LAS NUEVAS RECETAS EN RD
Todo apunta a mayor negación de soberanía y a un reforzamiento de la recolonización en los países periféricos.
Aquí, en República Dominicana, ese conjunto de recetas, que usa la emergencia para remodelar las relaciones políticas del gran capital privado y redefinir las nuevas hegemonías a su interior, está siendo impulsado a contracorriente de la vida misma de esta hermosa isla y de los anhelos de sobrevivencia bienestar de una gran parte de nuestra sociedad.
Podrido el régimen anterior a cargo del Partido de la Liberación Dominicana-PLD y aliados -conformado como asociación delictiva pública-privada con competencia entre ambas partes, entre la plutocracia enriquecida al vapor y los viejos ricos- el recambio político a favor del Partido Revolucionario Moderno-PRM y de la instalación del Gobierno del empresario-político Luis Abinader está siendo empleado para lograr esos nefastos propósitos programáticos en tiempos en que The Washington Post vaticina que por esa ruta “o muere el capitalismo salvaje o muere la civilización humana”.
El grado de intervención y tutela de EEUU y sus corporaciones, y la gravitación de la empresa privada al interior y mandos directos en el nuevo régimen, rompen todos los parámetros anteriores y llega a lo grosero.
En este terruño nos están imponiendo la “muerte de la civilización humana” que ha puesto en marcha a escala mundial un capitalismo peor que salvaje, genocida y ecocida a la vez; solo revocable desde fuera de él y a los compases de las tormentas de indignaciones que sigue gestando a nivel planetario, y país por país y en sumatoria ascendente.
Precisamente por lo lúgubre e inaceptable que resulta este del presente mundial y nacional, la disyuntiva actual en cuanto a defensa de la vida humana y planetaria, es necesariamente otra: es socialismo o barbarie.
De todas maneras las tormentas habrán de estar acompañadas de proyectos y transformaciones político-sociales de otros signos, apuntando hacia un mundo esencialmente justo y solidario.